Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Yo me he permitido el lujo de modificar un poco ese dicho popular: nunca saldrás de una farmacia sin saber una cosa más. Extraño, ¿verdad? Porque cuando la gente normal piensa en farmacias, el primer sentimiento que le viene a la cabeza es pereza. Es decir, si vas a la farmacia normalmente es porque te duele algo, o sea, por pura necesidad; y las cosas que se hacen por necesidad, y por obligación por consiguiente, no son entretenidas de hacer. Si bien es verdad que en una farmacia puedes comprar cosas más... divertidas, si ustedes me entienden. Esa es la excepción que marca la regla.
Yo, de todas formas, rara vez siento pereza cuando bajo a la farmacia. Será porque, casualidadesd e la vida, mi mejor amiga, que es farmacéutica, trabaja allí, así que suelo aprovechar mis “bajadas por necesidad” para verla y hacer así que se conviertan en “bajadas por placer”. Normalmente hablamos de cosas cotidianas, como de nuestros novios, de los viajes que haremos juntas, de los realities a los que las dos estamos enganchadas, etc.; pero ayer, la charla fue más didáctica, puesto que me estuvo diciendo qué medicamentos había vendido más esa semana y sus propiedades.
Por ejemplo, el Obextrem, recetado para perder peso de forma química. Me resultó curioso que una farmacia vendiera algo así cuando lo que suele recomendarse es hacer ejercicio, pero alguna utilidad tendrá que tener. Luego me contó cosas del Meratrim, que sirve más o menos para lo mismo, aunque no sé cuál es la diferencia; y, por último, del Colnatur, ese recetado más bien como proteínas para articulaciones, huesos y músculos. No creo que vaya a necesitar nunca ninguno de esos medicamentos, o al menos eso espero, pero me gusta conocerlos. Quién sabe, igual algún día se lo tengo que recetar a alguien. |